Voces
En la calle, en el metro, en tu boca, en mi cabeza...
Gritos, susurros, órdenes, rebeldías.
Insinúan, amenazan, elogian, insultan, dan vida, la quitan.
Venden, compran, permutan y alquilan. Ninguna parece estar viva.
Naturales, inventadas, levemente modificadas.
De fantasmas sin hogar que juguetean con mis miedos.
De las ansias por llegar a la meta sin haber comenzado la carrera.
De gente que debería estar en el olvido pero no.
Que no me dicen lo que quiero escuchar.
De miedos aprendidos que no nos permiten avanzar.
Sin sentido para combatir el miedo a la soledad.
Tuya, mía, nuestras, que no escuchan, que no se encuentran
De guerra en un campo de batalla vacío.
Que me llenan, me rodean, me perturban, y se alejan.
Que se extrañan y no volverán.
Que te recuerdan en susurros, que te niegan a toda voz.
Que arrastran el dolor hacia fuera para intentar curar.
Que no nacen por miedo a lo que puedan provocar.
Que son gritos para no tener que escuchar.
Que llenan un vacío que no hacía falta llenar.
Cómo abrigos en medio de los que te quieren derribar.
De esperanzas, de fracasos, de sueños olvidados que hay que retomar.
De consuelo equivocado. No era eso lo que quería escuchar.
Escritas, musicales, escondidas, que no dicen lo que quieren expresar.
Mi sordera selectiva solo escucha tus silencios.
Hora de huir de las voces, del ruido y del silencio. Hora de volver a crear.
Gritos, susurros, órdenes, rebeldías.
Insinúan, amenazan, elogian, insultan, dan vida, la quitan.
Venden, compran, permutan y alquilan. Ninguna parece estar viva.
Naturales, inventadas, levemente modificadas.
De fantasmas sin hogar que juguetean con mis miedos.
De las ansias por llegar a la meta sin haber comenzado la carrera.
De gente que debería estar en el olvido pero no.
Que no me dicen lo que quiero escuchar.
De miedos aprendidos que no nos permiten avanzar.
Sin sentido para combatir el miedo a la soledad.
Tuya, mía, nuestras, que no escuchan, que no se encuentran
De guerra en un campo de batalla vacío.
Que me llenan, me rodean, me perturban, y se alejan.
Que se extrañan y no volverán.
Que te recuerdan en susurros, que te niegan a toda voz.
Que arrastran el dolor hacia fuera para intentar curar.
Que no nacen por miedo a lo que puedan provocar.
Que son gritos para no tener que escuchar.
Que llenan un vacío que no hacía falta llenar.
De esperanzas, de fracasos, de sueños olvidados que hay que retomar.
De consuelo equivocado. No era eso lo que quería escuchar.
Escritas, musicales, escondidas, que no dicen lo que quieren expresar.
Mi sordera selectiva solo escucha tus silencios.
Hora de huir de las voces, del ruido y del silencio. Hora de volver a crear.
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